Fabricando familias desde la concepción misma

 

 Cuando los padres estén informados de que su hijo se educa al mismo tiempo que se forma, tendrán mayores posibilidades de evitar que reciba ciertas violencias y podrán darle las mejores condiciones para su desarrollo más óptimo, según su propia dinámica y su proceso natural.

El bebé en el útero vive y convive intensamente con su madre 24 horas al día durante más de 9 meses. Él no tiene la posibilidad de hacer una selección entre lo que le beneficia y lo que le resulta nocivo. Es la futura madre la que debe hacer esa elección, con la complicidad del padre y de los profesionales que la acompañan.

Todo ello invita a los futuros padres y sobre todo a la futura madre, primera y principal educadora de su hijo/a, a transmitirle lo mejor de sí misma y a utilizar el poder de su imaginación creadora para sembrar en su bebé la alegría, la tolerancia, la paz, el amor, el entusiasmo, el respeto... es decir, sensibilizarlo a los más bellos valores del ser humano. Y esos valores, penetrarán tan profundamente en el subconsciente de su hijo, que le influirán a lo largo de su vida. Si antes  de nacer le expresas tu amor incondicional, se sentirá seguro y contento de venir al mundo. Por eso, dile cuánto lo quieres.

Tu niño te necesita para crecer y desarrollarse, pero también depende de ti para construir su “yo” emocional.

Para ser madre, en el profundo sentido de la palabra, no tienes que esperar a que nazca tu bebé. La maternidad no consiste en tener “físicamente” un hijo, sino en amarlo con entrega, sin condiciones. Por eso, se puede decir que empiezas a ser madre cuando decides tener un bebé, porque le has deseado y amado incluso antes de que fuera una realidad.

Sin embargo el papá no tenía contacto real con él hasta el momento del parto, afortunadamente ahora pueden verle hasta en tres dimensiones, oír su corazón y hasta apreciar la forma de su rostro bastante antes de que nazca. Papá también forma parte de esta cadena de amor que debe acompañarte durante el embarazo, Así, no solo la mujer sentirá la maternidad compartida y de manera más consciente, sino que el bebé sabrá que papá también estará ahí, y que puede llegar a tranquilizarle con sólo acariciar tu vientre y hablarle con ternura. Participar los tres en esas actividades los fortalecerá como familia.